ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA - ISSN 1989-4104
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La concha en la cultura Bolaños

María Teresa Cabrero G.
Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México


Resumen
El trabajo de concha en la cultura Bolaños propició su desarrollo económico y el fortalecimiento de la ruta de intercambio comercial para proveerse de mercancías tanto de subsistencia como de estatus. Permitió reafirmar las relaciones sociales, económicas y aún las ideológicas con los pueblos que los rodeaban. El transporte de conchas y caracoles desde los pueblos costeros sería a través de las caravanas que atravesaban la región; el poco peso y volumen facilitó la adquisición de una gran variedad de pelecípedos y gasterópodos con los que elaboraron objetos de alta calidad. Se utilizaron como adornos corporales y simbólicos en las localidades principales de la región; además representaron una fuente económica a través del intercambio con los pueblos vecinos.

Palabras clave
Concha, cultura Bolaños, México.

Fechas
Recibido: 5-5-2014. Aceptado: 26-5-2014. Publicado: 11-6-2014.

Cómo citar
Cabrero G., M. T. 2014. La concha en la cultura Bolaños. Arqueología Iberoamericana 22: 3-17. URL: http://www.laiesken.net/arqueologia/archivo/2014/22/1. PURL: http://purl.org/aia/221.

Conclusiones
Con todo lo anterior se puede observar que la pesca a través del buceo fue una actividad de gran trascendencia entre los pueblos costeros, quienes mantuvieron contactos comerciales a lo largo y ancho del territorio mexicano.
Por otra parte, fueron diestros buceadores y conocedores de la fauna marina, mediante la cual abastecieron durante todo el periodo prehispánico a sociedades tan distantes como las del centro, el occidente y el norte de México. Para los pueblos costeros esta actividad representó una fuente económica de gran importancia para su desarrollo. Tuvieron la oportunidad de establecer contactos comerciales con la gran diversidad cultural que existía en las distintas áreas geográficas, lo que les permitió abastecerse de muchas mercancías para su subsistencia y para otras actividades sociales y religiosas. Se han realizado pocas investigaciones sobre la vida de dichos pueblos; sin embargo, se han logrado recuperar algunos implementos que utilizaban como pesas y anzuelos, constatando que la pesca y el buceo fueron la base de su economía (Beltrán 1994).
En lo que respecta a los habitantes del cañón de Bolaños, se debe mencionar que una de las actividades más importantes debió de ser el trabajo de la concha con triple finalidad: emplearla como adorno corporal, como amuleto sagrado para asegurar la afluencia del agua como sustancia vital y como mercancía para introducirla en la ruta de intercambio y, así, adquirir a cambio otras inexistentes en la región.
Reiteramos que el paisaje accidentado y el ambiente semidesértico fue un factor decisivo para la búsqueda de soluciones en el proceso de adaptación al nuevo ambiente natural, muy diferente al que hasta entonces habían vivido si, como lo señalan las evidencias arqueológicas —patrón de asentamiento consistente en conjuntos circulares asociados a tumbas de tiro—, provenían del centro de Jalisco, específicamente de la zona del lago de Magdalena y sus alrededores, donde abundaba el agua y existían grandes zonas de terreno fértil para sembrar. El interés en ocupar el cañón debió de ser el establecer contacto comercial con la zona de Chalchihuites donde se explotaba la piedra verde utilizada como símbolo sagrado (chalchiuitl) en la mayoría de las culturas prehispánicas.
El impacto de encontrarse en un ambiente semidesértico, con pocas extensiones de terreno plano aprovechable para cultivar y asentarse, constituyó un proceso largo y difícil de adaptación. Sin embargo, lograron una respuesta muy positiva al aprovechar las mesas altas de los cerros para establecer sus asentamientos y utilizar las márgenes del río donde reproducir un conjunto circular como testigo de su bagaje cultural de origen.
Una vez solucionados los inconvenientes naturales, se enfrentaron al factor económico: si empleaban el río como medio de comunicación, tendrían la oportunidad de importar una serie de materias primas y mercancías que no existían en la zona. ¿Pero qué ofrecerían a cambio? Los cultivos apenas les alcanzarían para el consumo local. La respuesta fue producir uno de los objetos más codiciados en todo el mundo prehispánico como lo fue la concha marina, a pesar de estar muy distante el mar. Sin embargo, tenía la ventaja de ser una materia prima duradera, de poco peso y volumen y fácil de transportar. Desde luego, debieron de tener una buena relación con los pueblos costeros, relación iniciada desde su lugar de origen en el valle de la laguna de Magdalena (centro de Jalisco), donde empleaban profusamente los objetos de concha de acuerdo con el hallazgo de la tumba de tiro sellada en esa zona.
Considero que fue una extraordinaria solución al problema que se les presentaba ante la imposibilidad de ofrecer productos de cultivo. La industria de la concha les permitió mantener una economía próspera capaz de competir entre los integrantes de la ruta comercial. Establecieron el centro de control en el primer valle que encontraron a partir de la salida de la zona del lago Magdalena, hoy llamado El Piñón,8 y como productor a Pochotitan que, gracias a ubicarse en la margen del río, facilitaba las transacciones comerciales de las caravanas que transitaban (Cabrero y López 2002).
¿Por qué la decisión de explotar la industria de la concha al ser una materia prima muy lejana a su entorno? En primera instancia, tenían un bivalvo en el río con el que darían principio a la manufactura de objetos, auxiliados por la gente costera que les enseñaría a trabajarla. El contacto y la enseñanza de esta industria los motivaría a extender su industria a la concha marina, al darse cuenta de la importancia que tenía en el mundo prehispánico. Con eso en mente, el trabajo de la concha representaría una oportunidad segura para obtener a cambio la sal, el algodón, el tabaco (como alucinógeno necesario en los ritos religiosos), posiblemente maíz, las piedras azules y verdes y algunas otras mercancías tanto de subsistencia como de ornato y de índole sagrada.
No cabe duda de que la amplia variedad de especies gasterópodas y pelecípedos identificados denotan la importancia que tuvieron en el desarrollo de esta cultura. Por otra parte, tendrían la oportunidad de intercambiar regalos con el propósito de reafirmar las relaciones sociales y políticas. Solo así se explica en El Piñón la presencia de cerámica de origen michoacano, del área de Chalchihuites en Zacatecas, las figurillas con estilo «chinesco» de Nayarit o figurillas «Cerro García» originadas en la región salinera de la cuenca de Sayula del estado de Jalisco. Tendrían la oportunidad también de intervenir en la ruta comercial del interior9 donde pasaban caravanas de comerciantes procedentes del centro de México. Solo así se justifica la presencia de una influencia del centro de México en la máscara mortuoria descubierta y las orejeras hechas en cerámica con la representación de Tlaloc, encontradas en una de las estructuras de El Piñón.
Solo falta reiterar que la industria de la concha permitió a los integrantes de la cultura Bolaños entablar relaciones con diversos pueblos vecinos y lejanos establecidos en los cuatro puntos cardinales, imprimiéndoles un sello personal y distintivo.

Agradecimientos
Agradezco a Juan Carlos García haber efectuado las fotografías de los objetos incluidos en las figuras del presente artículo.

Sobre la autora
María Teresa Cabrero G. (cabrerot@unam.mx), Doctora en Arqueología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es Investigadora Titular del Instituto de Investigaciones Antropológicas (UNAM), miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas y de la Society for American Archaeology. Ha recibido diversas condecoraciones, publicando media docena de libros y más de 40 artículos.

CITADO POR

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